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​¿Cómo apagar un incendio mental? 

“Si los bomberos empatizan con cada persona que ayudan terminarían muy angustiados”, define Mario Arraigada, jefe del Departamento de Psicología de la Emergencia de  la Federación de Asociaciones de Bomberos Voluntarios de la Provincia de Buenos Aires.

Bomberos de Del Viso

Catorce bomberos de Del Viso recibieron ayuda psicológica tras un servicio trágico que realizaron. (Créditos: FP)

“Para ser bombero es simple: o tenés ‘la sangre’ o no la tenés”, dice Camila Multer, bombera voluntaria del cuartel de Del Viso. Además de la vocación necesaria para dedicarle gratuitamente horas y horas a la comunidad, arriesgando su vida, hay algo más que hace falta para ser bombero, y no se puede enseñar. “La sangre” es la capacidad de soportar la cercanía con la muerte. 

 

Lo difícil de entender es que todos pasan por una preparación técnica en la que aprenden cómo apagar un incendio o cómo trabajar ante un accidente de autos, pero la pregunta importante es: ¿Están psicológicamente preparados para afrontar todo lo que ven?

"Debería haber un auxiliar en psicología por cada camión que salga al campo"

Mario Arraigada, acerca de la importancia de la psicología de la emergencia.

A pesar de todo el entrenamiento teórico y práctico que los bomberos reciben, las herramientas psicológicas necesarias para poder procesar eventos traumáticos son una ausencia sentida en el currículum. “El curso de ingreso son 196 horas, pero estos temas se ven muy por arriba”, denuncia Néstor Lugea, comandante mayor en jefe del cuartel de Bomberos Voluntarios de Del Viso.

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“Debería haber un auxiliar en psicología de la emergencia por cada camión que salga al campo pero esto tristemente no sucede”, comenta Mario Arraigada, jefe del Departamento de Psicología de la Emergencia de  la Federación de Asociaciones de Bomberos Voluntarios de la Provincia de Buenos Aires. En dicha provincia hay solo 100 auxiliares especializados en psicología de la emergencia. 

Cómo ser un buen bombero

“Nosotros trabajamos con los bomberos de manera previa, durante los servicios y también el post”, cuenta Arraigada. Primero, con una preparación psicológica para lo que pueden ver y cómo tratar estas situaciones. Segundo, durante los accidentes o incendios, los auxiliares se encargan de calmar a las víctimas rescatadas para que los bomberos puedan seguir su labor. Y, por último, trabajan el después; al volver de cada servicio se hace una revisión para ver cómo se siente cada uno al respecto de lo que vió. También, se tratan los casos de efectivos que han quedado psicológicamente mal ante una situación o, incluso, acompañando psicológicamente a quiénes hayan tenido lesiones graves en campo que les impidan realizar su vida con total normalidad.

Fuente: Diego Nuñez, director de Riesgos Especiales del Ministerio de Seguridad. (Crédito: FP)

Además, los bomberos son personas que ayudan a otros; entonces, una parte muy importante a trabajar es el desapego o la empatía. “Si empatizan con cada persona que ayudan terminarían muy angustiados”, define Arraigada. Por ende, se debe trabajar mucho en esto. Néstor Lugea afirma: “Es difícil tomar distancia porque uno es persona, es padre, tiene hijos, pero la experiencia te va ayudando a lidiar con eso”. Queda claro que para aquellos más experimentados esto ya no les sucede, pero son ellos quienes ayudan a los bomberos con menos experiencia a lidiar con estas situaciones.

 

Los bomberos cuentan que más de la mitad de las salidas de un cuartel son accidentes de tránsito, que son situaciones en las cuales lo peor ya pasó y cuando ellos llegan solo pueden mejorar las cosas; en cambio, en los incendios lo malo recién está comenzando y todo puede empeorar.

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Muerte y bomberos

Este cartel se encuentra en el aula de capacitaciones del cuartel de bomberos de Del Viso. (Crédito: FP)

No todos están preparados para realizar una actividad que pone en peligro su vida, en una situación extrema, con vecinos que los agreden por “llegar tarde”, con la idea de que tienen que salvar a esas personas y que también existe la posibilidad de no lograrlo y tener que enfrentarse a un cadáver. “Mucho tiempo acá adentro te desgasta, sobre todo con mi situación. Se prioriza apagar un incendio y nos olvidamos de que somos personas y no robots”, acusa Marcelo Rojas, suboficial del cuartel de Bomberos Voluntarios de Del Viso.

 

En la Argentina faltan datos reales de cuántos bomberos reciben ayuda psicológica, esto es una gran demostración de la poca importancia que recibe el tema. Diego Nuñez, bombero licenciado en Psicología que dirige la dirección de Riesgos Especiales del Ministerio de Seguridad, comenta que las obras sociales no están preparadas en la psicología de la emergencia y que esto es un gran problema.

 

En el país debería abogarse más por hacer una buena preparación psicológica a quienes quieren convertirse en bomberos, y generar más conciencia de lo importante que es la psicología de la emergencia. Nuñez tiene una esperanza: “El panorama en Argentina es beneficioso, aunque todavía queda mucho por hacer, el futuro para darle valor a la psicología de la emergencia es próspero”.

Augusto Cirillo

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